Esta escultura, erigida en 2006, testimonía uno de los hechos más luctuosos que han marcado la historia de Xàtiva, el bombardeo de la estación de ferrocarril, el 12 de febrero de 1939, donde murieron unas 150 personas. Su autor, Miquel Mollà, ha querido transmitir la idea de refugio mediante las dos alas que se abren y donde las personas visitantes pueden interactuar con la obra y sentir su protección.

El día 12 de febrero de 1939, domingo, entre las 9.45 y las 10.30 horas, cinco aviones pertenecientes al 27 Gruppo del Aviazione Legionaria delle Baleari, modelo Saboya SM-79, procedentes de la base balear de Son Sant Joan, sobrevolaron la estación de ferrocarril de Xàtiva. Allí se encontraba su objetivo: un tren que transportaba a los soldados de la 49.ª Brigada Mixta republicana y algunas otras unidades, llegados del frente de la Mancha. En esos momentos la estación de Xàtiva desbordaba actividad, puesto que numerosas personas acudieron a sus alrededores para esperar los soldados.

Cuando los aviones soltaron las 20 bombas de 250 kg, el impacto fue devastador; no solo fueron los soldados del tren, sino hombres y mujeres, jóvenes y personas ancianas o niños y niñas, las víctimas de este innecesario acto de terror, ya en los últimos días de una guerra que finalizaría apenas un mes después. Especialistas en la materia han destacado que, además de ser innecesario, se enmarcaba dentro de una estrategia de terror gratuito, fruto de la naturaleza de un régimen dictatorial nacido a sangre y fuego.

INFORMACIÓN

AIXOPLUC

Av. Ausiàs March, 1C